viernes, 17 de febrero de 2012

La libertad, de René Char

Vino por esta línea blanca que lo mismo podría significar
la salida del alba que la palmatoria del crepúsculo.
Pasó los arenales maquinales; pasó las cimas de entrañas abiertas.
Finalizaba la renuncia de rostro de cobarde, la santidad de la mentira, el alcohol del verdugo.
Su verbo no fue un carnero ciego, sino la tela en que se inscribía mi soplo.
Con un paso que sólo se podía guiar mal detrás de la ausencia
vino, cisne sobre la herida, por esa línea blanca.
(Versión de Santiago González Noriega y Catalina Gallego Beuter).