martes, 8 de septiembre de 2015

Enrique Vila-Matas y el sueño de lo no vivido



Porque Enrique Vila-Matas me enseñó que la literatura crea la realidad, pero también la desmiente, es que  reproduzco uno de los capítulos de mi libro Memorias imperfectas en que el autor de Bartleby y Cia y tantos otros libros que siempre me acompañan me ayudó a inventar la realidad.


*Sergio Pitol: el delirio de lo incierto
                                                                                        “Estaba ciego en la lucidez pero tú has hecho girar la locura..
                                                                                                Todo es visión, todo está libre de sentido”
                                                                                                                Antonio Gamoneda

                Estoy en casa leyendo noticias literarias. Octubre de 2013, mientras repaso y vuelvo a repasar estas páginas. Y me entero de que en estos días se acaba de rendir un homenaje a Sergio Pitol, en Xalapa, por haber cumplido hace unos meses ochenta años. Me indican un video, lo busco. Y allí está Pitol,  sentado, ligeramente encorvado, pero sonriente. Tal como lo vi en diciembre del año pasado en Guadalajara. En la mesa de los conferenciantes, un ejemplar de Los mejores cuentos de Sergio Pitol y una rosa.

Las primeras señales que tuve de él fueron por mi amigo José Donoso. Era su cumpleaños de setenta años en Santiago, y alguien recordó aquel capítulo de la Historia personal del boom, en el que Donoso, siempre tendiente a la exageración, adjudica el fin del boom a la Nochevieja (para nosotros “fin de año”) de 1970. En la casa de Luis Goytisolo, Julio Cortázar y Ugné, Gabriel García Márquez y su mujer, Carmen Balcells, la gran agente literaria de todos ellos.
También Jorge Herralde,  editor a quien debemos nuestras mejores lecturas, [1]en una inolvidable Noche de los Libros en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (2006)  recuerda esta noche,

sábado, 25 de julio de 2015

Inventa un cuento que te sirva de memoria

Inventa un cuento que te sirva de memoria

Nona Fernández es chilena. Actriz, directora de teatro, autora de series televisivas. Publicó su primera novela en 2002. Y sin embargo, la conozco de casualidad en la feria del libro de Buenos Aires, en 2013. Voy a una mesa redonda (o panel? Cómo se dice ahora? Importa mucho?) me compro su libro porque me llama la atención la tapa. Un dragón sobre un fondo dinámico. Y hablo con ella, y me lo firma. Es joven, nació en 1971. Lo leo en el invierno, y lo releo ahora, en este diciembre agobiante de calor. Y me fascina por segunda vez.
Porque Nona inventa una memoria sobre lo que es la memoria de todos. De todos los que hemos vivido los golpes de estado de los setenta.

jueves, 25 de junio de 2015

Para que no nos corten la cabeza

Revisar la historia y la literatura buscando las razones y las circunstancias en las cuales mueren algunas mujeres necesitaría de un trabajo que excede los marcos de estas reflexiones.
Sin embargo, partimos de que en uno de sus trabajos, Freud se pregunta “Qué quieren las mujeres”. Tomo esta pregunta y la convierto en otra: “Cuánto vale la vida de las mujeres”. En cuanto me fue propuesta esta aventura, pensé en dos personajes de la literatura; en dos actrices muy hermosas, de muerte dudosa, y en dos hombres contemporáneos, de gran nivel intelectual y prestigio, que atentaron contra sus mujeres. Ifigenia, de la tragedia griega, Desdémona, de la tragedia isabelina, el Otelo de Shakespeare; Marilyn Monroe (suicidio por ingestión de pastillas), Nathalie Wood (desaparecida aparentemente al caer por accidente del barco en el que pasaba unas vacaciones con su marido y otros invitados). Ellos, los hombres: Louis Althusser (1918-1990), filósofo francés, autor, entre muchos trabajos, de dos libros muy leídos en mi generación: “La revolución teórica de Marx” y “Para leer el capital”. Norman Mailer, (1923-2007) en 1948 publica “Los desnudos y los muertos”. Y muchas novelas más, entre ellas “La canción del verdugo”, “El castillo en el bosque fue la última”. También una biografía novelada de Marilyn Monroe.
 Mi pregunta, entonces: *Cuánto vale la vida de las mujeres *De dónde viene el permiso que autoriza la vida de las mujeres como prenda. *Y una tercera, tomando como bisagra la historia de Sherezade y el sultán, en “Las mil y una noches”, libro que compendia los relatos más antiguos de la tradición oriental. Un sultán descubre que su mujer le es infiel, la mata, y a partir de ese momento le pide al visir que todas las noches le proporcione una muchacha virgen, que pasará la noche con él y al día siguiente se le cortará la cabeza. Sherezade, la hija del visir, le pide a su padre ser ella la que duerma con el sultán, a su pesar, su padre accede. Sherezade le cuenta al sultán una historia, y tiene la habilidad de interrumpir cada noche para retomar al día siguiente, con lo cual salva la vida y se convierte, después de muchas noches, en la esposa del sultán y madre de sus hijos. La fórmula de Sherezade: “si el rey me lo permite, continuaré esta noche con la historia”. Entonces la tercera pregunta es

Un capítulo de otra historia

 Capítulo de otra historia…
“Detrás del muro, novela de mi memoria imprecisa”, de Roberto Ampuero

Cierro el libro con esta última frase. Más de cuatrocientas páginas leídas como pocas veces ocurre, en un vértigo no solo de curiosidad sino también de angustia, de inquietud, de desasosiego.
Estamos en el siglo XXI, todos lo sabemos. Se cumplen 70 años de la liberación de Auschwitz. Entre nosotros, treinta años del juicio a las juntas. Estados Unidos se acerca a Cuba. Rusia ¿compartirá? con la Argentina

viernes, 24 de abril de 2015

La cultura de lo trivial

La cultura de lo trivial

Ayer, 23 de abril, fue el Dia del Libro. En nuestra cultura el Libro, así, con mayúscula, esta en el origen. Sucesivos soportes, desde el rollo, pasando por el códice hasta el modernísimo y tan útil ebook, toda clase de textos y de autores han ofrecido en nuestras culturas belleza, poesía, ficción, testimonio, denuncia, memoria.
Sin embargo ayer, en la inauguración de la  feria cuadragesimo primera, los discursos fueron de una patética falta de contenido. 
No fui. Decidí ahorrarme una decepción más. Pero estuve por allí, en el acto de los 70 años de Clarín, diario del que fui colaboradora durante muchos años, y recibí los comentarios de los que habían estado.
Esta mañana, en el diario, leo la crónica. Nada, nadie dijo nada. Lugares comunes en el mejor de los casos, cifras de hechos incomprobables -"este año hay libros para los mås pequeños desde 45 días hasta los 18 años", me pregunto cómo hace un bebé de 45 días para sostener un libro, me pregunto qué diría un muchachón de 17 años si supiera que lo incluyen entre "los mas pequeños"-, una arenga politica también degradada. Tito Cossa, otrora respetable autor de teatro, hoy oficialista. Tampoco pareciera haber dicho nada, los diarios no se refieren al contenido de su discurso.
Y el minuto de silencio por la muerte de Eduardo Galeano? Propio de escuela primaria. O de acto del ejército. Con todo el respeto que me merece su pensamiento, quizas alguno de los presentes hubiera podido referirse a él. O a Gunther Grass, que murió el mismo día.
Leo una carta de lector donde una profesora de Semiologia del CBC en UBA se refiere a la supresión de los talleres de lectura y escritura. Cuando ya sabemos que nadie entiende nada de lo que lee, cuando ya sabemos que expresarse y ser entendido por algunas generaciones resulta cada día más dificil, cuando la UBA fue pionera en America Latina de estos talleres. Dificil entender estas decisiones.
Recuerdo otros tiempos mejores, ferias donde la inauguración era para todos aquellos que trabajabamos seriamente un júbilo y un descubrimiento. Hoy todo es gris, hoy todo es trivial, hoy todo pertenece a una mezcla difícil de definir: intereses meramente comerciales, ansias de poder, mediocridad cultural, falta de interés y de conocimiento por parte de aquellos que debieran orientar las actividades culturales.
Hubiera aprobado que alguien se preguntara si murió el libro. Hubiera tolerado que alguien hubiera mentido diciendo que lee todo el tiempo. Aunque se notara. 
Sigo queriendo nuestra feria. Pero lamentablemente se ha retrocedido demasiado. 

jueves, 12 de febrero de 2015

Sergio Pitol o el delirio de lo incierto

Quién es Sergio Pitol para mí, lectora argentina
                                                “Estaba ciego en la lucidez pero tú has hecho girar la locura..
                                                Todo es visión, todo está libre de sentido”
                                                        Antonio Gamoneda

        Estoy en casa leyendo noticias literarias. Octubre de 2013, mientras repaso y vuelvo a repasar estas páginas. Y me entero de que en estos días se acaba de rendir un homenaje a Sergio Pitol, en Xalapa, por haber cumplido hace unos meses ochenta años. Me indican un video, lo busco. Y allí está Pitol,  sentado, ligeramente encorvado, pero sonriente. Tal como lo vi en diciembre del año pasado en Guadalajara. En la mesa de los conferenciantes, un ejemplar de Los mejores cuentos de Sergio Pitol y una rosa.

Las primeras señales que tuve de él fueron por mi amigo José Donoso. Era su cumpleaños